Socialismo Latinoamericano •
Izquierda Nacional
Las razones invocadas por voceros gubernamentales para condenar el paro nacional del 31 de marzo no hacen más que poner de manifiesto su absoluta legitimidad. “Sólo un 10% de los trabajadores tributa Ganancias”, afirman. Pero tan cierto como esa afirmación es que si el 90% restante no tributa, ello se debe a que los salarios están por el piso. ¡Cinco de cada diez trabajadores cobran menos de $ 5000 al mes, y ocho de cada diez cobran menos de $ 8000! ¡Hay en Argentina 7 millones de trabajadores que reciben menos de $ 3000 por mes! ¿No constituyen estos datos una razón más que suficiente para justificar la pelea por el salario? ¿O acaso se espera que los trabajadores acepten resignadamente la suerte que les depara la polarización de la riqueza en una sociedad capitalista en la que la opulencia de Puerto Madero convive impúdicamente con la miseria de la Villa 31?
Por otra parte, es cierto que el llamado “impuesto a las Ganancias” aplicado al salario afecta de manera directa sólo a quienes perciben un ingreso superior a los $ 10.000. Pero a la vez supone un techo para los trabajadores con ingresos inferiores, a quienes paradójicamente la obtención de un aumento salarial no les redundaría en un ingreso superior. En consecuencia, no se trata del reclamo de una minoría de trabajadores, sino de un reclamo de conjunto.
La aplicación del “impuesto a las Ganancias” a los salarios de convenio –¡que no son “ganancias”!– constituye lisa y llanamente una confiscación a los trabajadores. Y ésta es razón más que suficiente para exigir su revisión. Del mismo modo, el hecho de que la mayoría de los trabajadores ni siquiera llegue a percibir un salario digno, es razón más que suficiente para la denuncia y para la lucha.
Pero, ¿no se trata acaso de un “paro político”, en la medida que la oposición gorila pretende aprovecharlo para fortalecerse con miras a las elecciones de octubre, en perjuicio del gobierno kirchnerista? Ciertamente, quienes preparan el recambio regresivo a partir de candidaturas como las de Macri, Massa e incluso Scioli, pueden regodearse con una protesta de los trabajadores contra el Gobierno. Sin embargo, se han cuidado mucho de expresar abiertamente el apoyo a la medida. La explicación de este silencio es sencilla: las clases dominantes y sus representantes políticos e ideológicos saben que nada bueno para ellos puede esperarse del hecho de que la clase trabajadora se ponga de pie y se convierta en un factor político actuante. Quienes se preparan para devaluar, despedir y “achicar costos” tras una eventual victoria electoral a fin de año, necesitan un movimiento obrero pasivo, desmovilizado, que acepte convertirse en la variable de ajuste de la crisis del régimen semicolonial.
El campo nacional y popular, por el contrario, si pretende avanzar y profundizar los ensayos emancipatorios, necesita que la clase obrera y los sectores populares mantengan en alto su voluntad de lucha. Ningún proceso de liberación nacional puede sobrevivir si los reclamos de sus bases sociales no son atendidos. Desde esta perspectiva, las corrientes nacional-populares que integran el kirchnerismo deberían no sólo negarse a condenar la lucha de los trabajadores, aún cuando al frente de esa lucha se ubiquen transitoriamente desprestigiados burócratas sindicales o representantes de la partidocracia más corrompida. Deberían, ante todo, pugnar por colocarse a su cabeza.
La Izquierda Nacional militante agrupada en Socialismo Latinoamericano, en base a las consideraciones precedentemente expuestas, se solidariza con los reclamos de los trabajadores que mañana, 31 de marzo, han decidido hacerse oír. Apoyamos la lucha y la movilización de los trabajadores como el único camino viable para frenar la ofensiva de la derecha política y social que se prepara para asestar su zarpazo.
Socialismo Latinoamericano – Izquierda Nacional
www.izquierdanacional.org
Buenos Aires, 30 de marzo de 2015